martes, 8 de abril de 2014

ACTIVIDADES DE APOYO-GRADO DÉCIMO
TERCER PERIODO


Bebés-bomba

En todas las esquinas, delante de todos los semáforos, en medio de todos los trancones del tráfico de Bogotá, se agolpa una muchedumbre. Niños que limpian a la fuerza los vidrios de los carros; ancianos de muleta que piden limosna casi en silencio; vendedores de flores del páramo, de mandarinas, de papayas; desechables drogados que amenazan con  una varilla de hierro; hombres cetrinos de corrosca con un letrero en un cartón  que explica que son desplazados de la violencia; muchachos y muchachas vestidos de colores que ofrecen tarjetas de teléfono, tableros de jugar a las damas, servilletas de fique (…), y mujeres gordas que cargan un bebé. Desde detrás de los vidrios cerrados de los carros blindados, inmovilizados en el atasco, las señoras burguesas se ponen en guarda, sobre todo, contra estas mujeres que cargan un bebé, que por lo visto son particularmente peligrosas.

-¿Por qué?- se pregunta uno-. ¿Son bebés-bomba?

-No. Pero los alquilan para pedir limosna. Pobres bebés.

Pobres bebés, sí: cómo empiezan la vida. Y cómo siguen la vida esos niños de 5 años que limpian vidrios a la fuerza, sin que les den una moneda; y esos adolescentes que intentan en vano vender panelitas de miel; y esos hombres desesperados de letrero; y esos miserables, desechos ya por la vida, que se acercan blandiendo una varilla, tan peligrosa como un bebé. Pero, el letrero, la varilla de hierro, el bebé de alquiler son herramientas de trabajo. Sin ellas, no comerían.

No son sólo tullidos y ancianos casi sin voz los que piden limosna en los semáforos para tener con qué comer. Sino también hombres sanos y fuertes, mujeres en la flor de la edad, jóvenes que muestran su agilidad y su destreza en juegos de malabares y piruetas de circo, y que, para comer, son capaces hasta de tragar fuego. Y que hay en las calles tantos tullidos y tantos viejos y tantos desechables drogados con pegante dice mucho de este país: el abandono. Pero que haya tantos muchachos fuertes y saludables mendigando dice todavía más: la agresión. Otros se defienden de la agresión: atracan, roban relojes, asaltan bancos, se meten de guerrilleros o de paramilitares, salen por la mañana a buscar lo del diario para que coman la mujer y los niños, llevando entre dientes un c cuchillo como una herramienta de trabajo. Es el rebusque. No sé que digan las falaces estadísticas oficiales que publica el gobierno, pero salta a la vista que por lo menos la mitad de la población colombiana vive del rebusque.

Y el rebusque tiene más consecuencias perniciosas  que las que saltan a la vista. No es sólo el mal vivir, el horrendo vivir de la mitad de la población de este país.  Es además la zozobra en la que se sume la vida de la otra mitad: el miedo al varillero, el miedo al secuestrador, el miedo al bebé del semáforo.  El rebusque no sólo es improductivo, sino además es destructivo. No sólo no da ganancias, sino que produce pérdidas. El rebusque no es sólo el ardiente clavo de la salvación, sino, sobre todo, la puntilla final de la aniquilación. Y ese rebusque que nos destruye tiene la particularidad perversa  de que no es el resultado de un cataclismo de la naturaleza, inesperado e inevitable, sino que es el fruto deliberadamente  madurado de la política adelantada, desde hace decenios, por las clases dirigentes de este país. Simplificando: por los que están detrás de los vidrios de los carros blindados inmovilizados en el atasco del tráfico. Una política criminal. Pero, además, una política suicida. Una política que acaba por matar a todos. (…)
Antonio Caballero, revista Semana, No. 1015,
15-22 der octubre de 2002, pág. 122.



 Según el comentario anterior:
1.    ¿Cuál es el propósito del autor, es decir, qué es lo que pretende?
2.    Transcriba una frase con la que esté de acuerdo y otra con la cual no esté de acuerdo. En cada caso, explique porqué.
3.    ¿Cómo podría sustentar que Antonio Caballero cumple con las condiciones que se exigen de un comentarista?
4.     Escoja uno de los siguientes temas para que desarrolle un comentario. Tenga en cuenta las pautas estudiadas en clase:
·         La intolerancia entre los colombianos.
·         El proceso de paz en nuestro país.
·         La imagen de Colombia en el exterior.



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